domingo, 15 de agosto de 2010

Saturday Afternoon Fever



¿Por qué debemos envejecer tristemente, solos y enfermos?

¿Acaso no podemos disfrutar la vida al igual que un niño lleno de vida?

Yo creo que sí.

martes, 27 de julio de 2010

viernes, 23 de julio de 2010

La buena acción de Ignacio.

Rufino Melo Gallardo, hijo de  Alejandro Melo López con Agustina Gallardo Paredes, sobrino nieto  de Gaspar Melo Fuenzalida, quién era hijo ilegítimo de Don Ángel Gabriel Larraín Lispenger, nunca supo quién era su verdadero padre, siendo criado por José Luis Melo Soto.
Ángel, se casó con María Rosario Parraguéz Pastenes, cuando tenía la edad de 25 años, por asuntos de negocios. Tuvieron tres hijos Ángel,  Rosario y  Mercedes.  Ángel  Larraín Parraguéz se casó con Helena Wurman Ruiz, recibiendo la mejor parte de la herencia en vida que le dejó su padre. Tuvo un hijo Sebastián. A él no le interesaban los negocios y gastó toda su fortuna en mujeres y lujos. A los 36 años se le encuentra muerto en París, frente al Moulin Rouge. Nadie supo qué pasó con él, nadie se enteró de su muerte.
Por su parte, Rosario se casó con un banquero inglés, William Rothschild, descendiente de una de las familias de banqueros más influyentes en europa. Tuvieron una hija, Amanda.  Presumida como ella sola, se enamoró de un joven, de apellido Montenegro, llamado Marcelo. Éste joven de buena facha, aceptó el hostigamiento por parte de Amanda Rothschild, por el mero motivo que nadie debía saber que sentía atracción por uno de los varones del Club la Unión. Cristóbal Heredia, con quién tenía una amistad muy cercana, tanto, que todos empezaron a calumniar sobre ellos y en especial sobre su hombría. Por este motivo decide casarse con Amanda, teniendo dos hijos llamados Alejandro y Antonio. Alejandro, por ser el mayor, siempre fue un niño modelo, educado, y con un semblante único. Antonio, siempre tuvo celos de su hermano, por ser el favorito de todos. Por lo mismo, cuando su padre estaba en su lecho de muerte, cambió las escrituras a su favor quedando con todo y abandonando a su hermano en la miseria de la vida. Antonio nunca se casó, pero si tuvo 12 hijos con las diferentes criadas y empleadas de su familia. Hubo uno, Andrés, hijo de la Pecha, enfermera de su padre, qué sobresalió del resto. Logró estudiar Derecho y con esos conocimientos pudo lograr obtener la herencia de su padre.
Alejandro al quedar desamparado abrió un negocio con Camila, nieta de Mercedes Larraín Parraguéz con Santos Valenzuela Perez, si bien Mercedes fue la más perjudicada en la repartición de la herencia de su padre. Fue la más feliz en su matrimonio, ya que se casó con un hombre que la amaba y que ella amaba, tuvieron 5 hijos, de los cuales Alfredo salió en más vivaz y con más astucia. Profesor de una universidad de una región, se enamoró de una estudiante llamada Constanza Rojas Muñoz, con quién tuvo a Camila. Ella y  Alejandro empezaron una relación -aparte de la laboral-, que duró 3 años. En ese periodo Camila sale de viaje a Argentina en donde conoce a Anthony Castelli. La culpa de esta doble relación no le deja más remedio que terminar con Alejandro, quién decide probar suerte en el norte, terminando sus días casado con Cristina Soto del Monte, sin hijos porque ella era infértil.
Anthony Castelli, hijo Giovanni Castelli con María Espinoza conoce a Camila, cuando ella iba e viaje a comprar unos libros. Se enamoran, ella termina su relación con un novio que nunca supo su nombre, y se casan. Gabriel y Antonio, hijos de ambos, toman rumbos distintos en la vida. Por una parte Gabriel se dedica al Rock, siendo un verdadero fracaso. Alcohólico  y drogadicto, en su búsqueda sensaciones plenas, termina convertido al hare krishna, viajando por el mundo y terminando sus días en un psiquiátrico por desórdenes mentales. Por otra parte, Antonio se dedica a la política, llegando a ser un sujeto influyente en la misma, pero enjuiciado por corrupción y fraude, termina con arraigo en el país y firma mensual. 

Su hijo, Cristobal Castelli viaja a Chile, en donde conoce a Angélica Contreras, sobrina de Amanda Contreras, quién  era esposa de Andrés, hijo de la Pecha, la enfermera de Antonio. Con quién tuvo una relación, naciendo Ignacio. Quién un día en Providencia, salva la vida de un joven que estuvo a punto de ser atropellado por un automovilista que no respetó el semáforo. 

Por. 
Vistoresto.

miércoles, 21 de julio de 2010

En un rincón...

En un rincón de una modesta casa en el sector de Cerro Navia, se encuentra Alejandra, una mujer de 48 años, casada y con dos hijos. Su estado es deprorable, con la polera rajada en el escote y con un moretón en su mejilla izquierda, ojos llorosos, pelo desordenado y marcas de dedos fuertes en su brazo derecho. Refleja su condición de ser vulnerable y humillado, que caracteriza a algunas mujeres en un Chile claramente machista, que, aunque ha evolucionado frente a esas materias, no ha podido frenar con mayor eficiencia estos eventos de maltratos que están allí, en cualquier rincón de esta ciudad, pero que se esconden y silencian.

Y allí está ella. En ese rincón. Sola. Rodeada de muebles agitados y una que otra chuchería de cerámica rota.  El ambiente en el lugar daba cuenta de una gran discusión, una atmósfera cargada de ira y miedo. Miedo a aquel hombre, que la ama locamente, que no tolera que tenga amigos y mucho menos que la miren. Ese hombre, Carlos, Carabinero de la 45ª Comisería de Cerro Navia. Hombre con una rectitud de espíritu, disciplinado y valiente. Amante de su profesión pero con serios problemas para controlar sus ataques de ira. Iracundo de nacimiento, muchas veces llegaba a límites que en la rectitud de su carácter era inaceptable, pero que sabía disimular y ocultar con mucha discreción.

¿Qué se puede hacer en una situación así? ¿A quién recurrir? ¿Cómo defenderse? ¿ Cómo excusar esa acción si solamente Alejandra fue a comprar al negocio de la señora Julia? ¿Es su culpa que el Jhonny justo se volteara a mirar cuando ella iba pasando, en el mismo instante en que su marido regresaba a su casa, tras una larga noche de turno?.

Por su parte, Alejandra sigue llorando y haciéndose el ánimo para limpiar el desorden dejado por la pelea, antes de que vuelva a entrar su marido.

-Mañana será otro día; esto no volverá a suceder-.


Por
Vistoresto.


sábado, 17 de julio de 2010

Conflicto Identitario; Civilación versus Barbarie

El conflicto civilización-barbarie en la literatura está presente desde la llegada del romanticismo a Latinoamérica, ya que en este continente el conflicto identitario surge con fuerza a raíz del doble legado dejado, por una parte Europea, mediante los españoles y por otra, los aborígenes a nivel local. Este nuevo movimiento tiene la intención de diferenciarse culturalmente de Europa a través del reconocimiento de las características históricas y geográficas propias de este continente revalorizando su pasado pre hispano y su evolución hasta el choque cultural con la llegada del extranjero invasor.
La idea de resolver este conflicto ha sido una temática recurrente dentro de este movimiento, ya que no solamente se encuentra presente en la literatura, sino que también en la historia de las naciones hispanoamericanas.
A raíz de esto que Echeverría recoge esta idea de conflicto y rompe con las concepciones de lo civilizado y lo bárbaro como fuerzas antagónicas capaces de absorberse mutuamente al entrar en contacto. En tanto que Borges concluye esta etapa, centrando el conflicto a nivel individual.
Lo que pretende este ensayo es analizar las distintas visiones que tienen estos autores con respectos al concepto de identidad, pero a partir de sus obras que rompen con las concepciones clásicas de lo civilizado y lo bárbaro.
Hasta antes de su obra El Matadero, el conflicto de lo civilizado versus lo barbárico se daba en espacios y tiempos diferentes, y se desencadenaba cuando un elemento de la fuerza antagónica entra en este espacio, provocando la crisis y concluyendo con la asimilación o absorción del agente inestabilizador. Echeverría quiebra con este esquema, y plantea el conflicto dentro de un espacio único, en un mismo tiempo en donde esta dualidad se transforma en una doble dualidad al distorsionarse estos elementos.
En relación con el espacio en común, Echeverría anula la tradición que rodea a la ciudad, como un lugar en que solamente se podía encontrar elementos catalogados como civilizados, sin intervención, o sin espacio para lo barbárico. Esto se puede ver cuando hace referencia a elementos, que dentro del contexto civilizado, son propios del mundo bárbaro. “El espectáculo que ofrecía entonces era animado y pintoresco aunque reunía todo lo horriblemente feo, inmundo y deforme de una pequeña clase proletaria peculiar de Río de la Plata” (Echeverría, 98) Esta idea de incorporar elementos no civilizados dentro del contexto de la ciudad, es una idea que se repite a lo largo de la historia, pero no siempre se refiere a contexto de paisajes, sino que también hace referencia a grupos humanos. “La perspectiva del matadero era grotesca […]. En torno de cada res, resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y de raza distintas.” (100)
El tema de la dualidad, en El Matadero se presenta como un elemento doble que entra en contradicción al no poder congeniar los conceptos propiamente tales de los civilizado y barbario al comportamiento de los grupos de referencia (federales, unitarios) y a la visión que se tenían con respecto de los mismos, quedando esta confusión aclarada al final de su obra. “Llamaban ellos salvajes unitarios, conforme a la jerga utilizada por el Restaurador […], a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; a todo hombre decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de la luces y la libertad.” (114)
Otro elemento importante que hay que considerar, que, al convivir todos en un mismo espacio, la lucha entre lo civilizado y lo barbareo ya no se ve como una lucha por el espacio, sino que el entorno pasa a segundo plano para dar paso una lucha a nivel ideológico. Esta lucha se ve reflejada en la rivalidad existente entre los federales versus unitarios por las ideas políticas que estos dos bandos tienen con respecto a la configuración del país. Esta pugna política se llevó a varios ámbitos de la vida río platense hasta llegar incluso a la vida espiritual. “¡Ay de vosotros, unitarios impíos que os mofáis de la iglesia, de los santos, y no escucháis con veneración la palabra de los ungidos del Señor!” (93). Lo curioso de todo esto es que siempre los federales se muestran como los correctos, civilizados, inclusive en los momentos catastróficos como la inundación de la ciudad al principio de la obra. Todas las causas de los males se las atribuyen a los unitarios, quienes aparecen con mayor fuerza en la historia, al final de esta cuando se narra el paseo que estaba haciendo un joven con características unitarias y es atacado por el Matasiete.
El conflicto que surge entre lo civilizado y barbarie en el texto de El Matadero no se resuelve, ya que ninguna de las dos fuerzas logra absorber a la otra, quedando inconcluso la resolución de este conflicto. El hecho de que en la obra se represente la muerte del unitario a causa de la presión psicológica producida por los federales al secuestrarlo no demuestra que esta pugna allá terminado a favor de la barbarie, ya que solamente muestra un incidente dentro de la historia y no la conclusión de la misma.
“Pobre diablo: queríamos únicamente divertirnos con él y tomó las cosa demasiado a lo serio---. Es preciso dar parte, desátenlo y vamos.
Verificaron la orden; echaron llave a la puerta y en un momento se escurrió la chusma en pos del caballo del jueza cabizbajo y taciturno.” (114)
Otro autor que refleja el conflicto identitario es Jorge Luis Borges en su obra El Sur. La representación de la interacción de las fuerzas antagónicas de lo civilizado y lo barbareo ya no solamente se limita a la lucha de los ambientes, sino que también es un problema a nivel interno, es un conflicto que está directamente ligado a la identidad individual.
Este conflicto interno no solamente es un conflicto creado para retratar la historia de un personaje en su obra, sino que también es un reflejo de la propia condición de Borges con respecto a su identidad. Esta idea es bien definida por Sarlo cuando menciona: “Juan Dahlmann, el personaje de El Sur, resulta como Borges mismo, la inestabilidad y la intermitencia producidas por ese pliegue” (95). En su texto Borges, un escritor en las orillas, relaciona parte de la vida de Borges con el del personaje de El Sur, señalando que en casi todos los aspectos este personaje encarna los conflictos que tiene Borges a raíz de esta doble nacionalidad, entre sus raíces inglesas y criollas argentinas.
Si nos enfocamos en la obra de análisis propiamente tal de Borges, se puede apreciar que el conflicto civilización-barbarie está latente en cada instante en la obra, y presenta antagonismo en cada decisión que toma el personaje.
Es por esto que desde en un comienzo, Dahlmann presenta estos rasgos antagónicos enfrentándose en una lucha permanente con el propósito de que una se apodere de la otra. Esta admiración por sus raíces criollas pero que logra conocer gracias a su curiosidad heredada por su lado europeo, refleja no solamente la contradicción de la sobre valorización de unos de sus linajes, sino que también refleja la complementariedad que estos tienen al combinarse para definir su propia identidad. “ en discordia de sus dos linajes, Juan Dahlmann (tal vez a impulsos de la sangre germánica) eligió el de este antepasado romántico o de muerte romántica [ (refiriéndose a su abuelo materno)]”(Borges, 78)
Otro factor importante es la existencia de un tiempo paralelo en la historia, esto tiene que ver con el juego que Dahlmann hace durante en todos los acontecimientos, generando un diálogo entre lo civilizado y la barbarie. Esto se ve reflejado cuando se encuentra en este mundo civilizado, la ciudad, y añora estar en el sur. “Nadie ignora que el sur empieza del otro lado de Rivadavia. Dahlmann solía repetir que ello no es una convención y que quien atraviesa esa calle entra en un mundo más antiguo y más firme” (81). Pero también se manifiesta cuando este se encuentra en el en el entorno de la barbarie, representada por el campo, cuando se encuentra en un bar, segundos antes de aceptar el duelo: “No hubieran permitido en el sanatorio que me pasaran estas cosas, pensó.” (87). A su vez este diálogo se expresa cuando al recibir el cuchillo se cuestiona el grado de utilidad que le pudiese dar. “Dahlmann se inclinó a recoger la daga y sintió dos cosas. La primera que ese acto casi instintivo lo comprometía a pelear. La segunda, que el arma, en su mano torpe, no serviría para defenderlo […]”(87)
Existe un acontecimiento que es crucial en la historia, el accidente que tuvo. Hasta antes del accidente, Dahlmann no muestra interés de poder concretar su deseo de sumergirse con sus raíces criollas, pero después de aquel incidente , decide viajar, llenando esa necesidad. En resumidas cuentas, se puede tomar el hito del accidente como un factor decisivo a la hora de buscar su propia identidad.
El conflicto de identidad propuesta por Borges en su obra El Sur no queda resuelto, ya que el final, al quedar inconcluso, abre un abanico de respuestas posible sobre la resolución del conflicto. Lo que si queda claro, es que este conflicto es algo latente, en todos los aspectos de la vida cotidiana, y que esta disputa entre lo civilizado y la barbarie no solamente se puede limitar al espacio donde ocurre la acción, sino que también es algo que está latente en nuestra concepción identitaria a nivel individual.
Como se ha podido apreciar, el conflicto civilización barbarie es algo recurrente a la de definir nuestra propia identidad. Con las llegada de las ideas románticas adaptadas al contexto latinoamericano, se abre el debate de si nuestra identidad está solamente conformada por nuestro legado europeo, o si también hemos heredado algo de los aborígenes. Esto ha traído una serie de complicaciones para quienes han creído ( y siguen creyendo) que nuestra identidad solo está formada por las influencias europeas, por considerarlas civilizadas y mirando en menos lo originario de nuestra cultura.
Si bien en los últimos años se ha retomado el tema y se ha puesto un gran énfasis en nuestro legado aborigen, este conflicto todavía no se ha resuelto quedando claro en las obras de análisis, que este problema seguirá siendo tema hasta que un día se llegue a un consenso del grado de identificación que los latinoamericanos tienen sobre sus orígenes.